
El día después de asumir como gobernador, Daniel Scioli anunció a través de su jefe de gabinete Alberto Pérez la creación de la figura del Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires y propuso para el cargo al diputado nacional Remo Carlotto.
Ya en 1994, el artículo 55 de la Constitución de la provincia de Buenos Aires creaba la figura del Defensor del Pueblo, le daba “plena autonomía funcional y política” y aclaraba que era necesaria una ley especial para regular su organización y funcionamiento.
Para esto, Scioli envió el proyecto a la Legislatura, cuya iniciativa fue aprobada el 19 de diciembre de 2007, pero el Poder Legislativo tardó medio año en tratar el texto.
La ley
El 18 de julio pasado salió publicada en el Boletín Oficial la ley 13834, que reglamenta el artículo constitucional.
En el artículo 1º de la ley se establecen los requisitos para el Defensor: debe ser ciudadano natal en ejercicio (o legal después de 5 años de obtenida la nacionalidad), residir en la provincia al menos desde hace un año, tener un mínimo de 30 años de edad y ser idóneo para el cargo, características que el ex secretario de Derechos Humanos en el felipismo parecía reunir, al menos para Daniel Scioli.
Del mismo modo, la ley fue diseñada para que en la elección, fuera la mayoría en ambas Cámaras la que elaborara, según el artículo 2º, “una nómina con los candidatos a ocupar el cargo”.
Es decir que la simple preferencia de Scioli por Carlotto, asomaba como definitiva si contaba con el asentimiento de los legisladores.
La interna
Con el marco legal a sus pies, el único obstáculo que surgía para Carlotto era Juan Pablo Cafiero, que ocupaba un cargo en el sciolismo en un área clave como lo es la Jefatura de Gabinete. Pero el hijo del ex gobernador bonaerense Antonio Cafiero fue chupado por el kirchnerismo en septiembre para ser embajador en el Vaticano.
Sin “rivales” visibles y con el respaldo del gobernador, parecía allanarse el camino de Carlotto a la Defensoría del Pueblo. Sin embargo, no podía faltar la famosa “rosca”.
Carlotto cuenta con un estigma: según fuentes de La Política Online, en el PJ tradicional no lo quieren –ni a su hermano Guido, senador provincial del Frente para la Victoria– por no ser del “riñón” justicialista.
Esas fuentes dicen además que nunca se quiso a los Carlotto puesto que hay quienes dicen que fue su madre, Estela Barnes de Carlotto –que tiene buen trato con la Rosada–, la que los colocó donde están.
Los “peces gordos” del justicialismo bonaerense son entonces los que traban la asunción de un hombre propuesto por el gobernador. Además, según una fuente de La Política Online, el propio Alberto Pérez habría sido cuestionado por defender la figura de Carlotto cuando se armó la lista para la interna justicialista del último 30 de noviembre.
Esto puede leerse como una desobediencia de los legisladores -y de los tradicionales intendentes de la provincia que verían al Defensor como una amenaza según confesaron a este medio- a la máxima autoridad del poder ejecutivo bonaerense, algo que no puede pasarse de largo en un año electoral en el que se medirán verdaderamente las fuerzas del peronismo en todos sus niveles.
Lo concreto es que los meses pasan y los bonaerenses siguen sin contar con esta figura, prometida por Scioli el 11 de diciembre de 2007 y avalada por la Constitución provincial desde 1994.
El quiebre
Esta situación se da en el marco de una serie de rumores que se infiltraron en los medios que hablan de una ruptura en el bloque oficialista de la Cámara Baja bonaerense.
La Política Online tuvo la primicia y viene anunciando hace tiempo la posible conformación de un bloque del peronismo disidente –que responde al ex gobernador Felipe Solá– encabezado por el diputado Ismael Passaglia.
En ese contexto, trascendió que para este año electoral se espera una danza de nombres y portazos de legisladores en un reposicionamiento oportunista para octubre.
Sin embargo, una alta fuente de la Legislatura le puso paños fríos a esas versiones y aclaró a este medio que por el momento no hay por qué alarmarse.

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